jueves, 31 de mayo de 2012

Los que se van

Hay días que te gustaría que nunca llegaran. El última día de vacaciones. El día de un examen. El día que viene de visita el pelma del curro a tu casa. También están los días que te gustaría borrar. Cuando te caíste de una silla en público. Cuando te cagó una paloma en la cabeza por no cruzar de acera. Cuando le dijiste eso tan inapropiado al jefe. Luego están los días de los que te bajarías para montarte en otros. En medio de un atasco de un día de perros. Cuando tienes migraña. Cuando tu equipo pierde y todos se burlan por ello. Y están los días en los que se va la gente. No los queremos vivir porque queremos que los que se van, los vivan, pero son los que no van a poder. Son días que no quisieras que llegaran, ni que hubiesen pasado ni estar en presente. Son días largos. De sueños rotos y de cansancio en el alma. Días de decir adios entre lágrimas. Días en los que nada te reconforta. Días de por qué sin respuesta. Cuando el día se hace pasado se recuerda con un pellizco en el estómago. Pero como en todo, hay belleza si la buscas y te acomoda el corazón. En el día más duro de mi vida también hacía sol y olía a flores de primavera y una abalancha de amor me inundó hasta la noche. Y ese día también es de los más bonitos de mi vida. Se van las personas pero te das cuenta de que el cariño sembrado es inagotable.
Dedicado a los que se fueron, hace muy poco y demasiado pronto.

domingo, 27 de mayo de 2012

Ruido

Mi bebé nuevo es superrequetebueno. Se deja apretar, achuchar, babear, chupar, morder, querer, bañar, vestir. Duerme bien y come estupendamente. Además es megahiperguapo (madre sesgada obviamente) y está apretadogordito que te lo comerías al verlo. Sólo le he encontrado un problema. Y lo he descubierto hoy. Hoy era mi día. Papá oso se ha ido con los 3 criminalillos para que yo pudiera estudiar. Como yo estudio muuuuy rápido ya que llevo tooooda la vida empollando, me he autoconvencido cual cuento de la lechera de todas las cosas que iba a hacer hoy yo solita con mi bebé en casa. Iba a estudiar montón, ponerme al día en los frentes que tengo abiertos, pensar en la tesis, hacer los exámenes de investigación del máster, leer por lo menos 50 páginas del curso de paliativos, empezar el de retino y como esto no me llevaría más de 3 horas, iba a ducharme, depilarme, hacerme las uñas de las manos y los pies, darme crema y secarme el pelo. También quería hacer un par de comidas para esta semana, unas cremas, unas carnes. 2 lavadoras y planchar una tonelada de ropa viendo la tele (!esa gran desconocida!). Me iba a dar tiempo hasta comerme una pizza y una cocacola. Luego bañaría al bebé, le acostaría y a las 9 estaría como una rosa esperando a mi tropa muy descansada por la siestorra que también me iba a dar tiempo a dormir. Pero ¡horror!. Vendiendo la piel del oso (de papá oso no, aunque se lo merezca a veces, es otro oso desconocido) antes de cazarlo, no caí en la cuenta de que mi bebé ha sido criado estos 2 meses de vida (mañana) en el más absoluto, estridente y ensordecedor RUIDO. Portazos, gritos, carreras, llantos, más gritos, bocinas, pitos, dibujitos, nintendo, griiitos... a que cada 5 minutos algún hermano le agarre de las piernas para ver si está despierto, le meta un dedo en el ojo para ver si está despierto, le bese en los morros a ver si está despierto, le tire del pelo a ver si está despierto, le muerda (solo un poco) a ver si está despierto...a su madre chillando cada 45 segundos "¡¡DEJEN AL BEBÉ TRANQUILO, QUE ESTÁ DURMIENDO!!". A una casa de locos. A eso es a lo que está acostumbrado. Y entonces hoy, para mi bebé no ha sido un buen día. No podía dormirse. Sollozaba. Miraba a todos lados como desvalido. Se agarraba a mi camiseta perdido en la tranquilidad. Solamente cuando he puesto la tele, el youtube en el ipad, el sonido de la nintendo, y he abierto 2 puertas para que haya corriente y se generen portazos, lo he agarrado malamente como si me estuvieran persiguiendo y me he puesto a recoger la cocina mientras canto (lo de cantar es un decir, todos los que me conocen están al tanto), ha obtenido algo de sosiego y ya a las 9 ha caído derrotado tras todo el día huyendo de la paz que se respira hoy aquí. Y como resulta obvio, yo sigo sin ducharme, los exámenes no se han hecho, y la lavadora sigue en off. Y ahora aparecerá mi linda familia que le proporcionará a Nº4 toda la tranquilidad que proporciona el ruido de su vida. Y de la mía.

Así, con ruido, como a mí me gusta


viernes, 25 de mayo de 2012

Hobbies, jobis u afisiones

Últimamente tengo 2 hobbies. Uno es las ofertas y otro las nuevas tecnologías. En la primera soy un máster, el amo, un pro... Yo sé dónde mirar según qué cosas y qué se puede comprar y que no. Y no revelaré mis fuentes. Yo tengo vestidos de 600€ a 30€ y tetra bricks de leche gratis por comprar de 10 a 11 online en una oferta del súper. Me encanta. En el otro hobbie soy un quiero y no puedo, un wannabe. Una velilla. Lo intento, pero me supera. Cuando me quiero enterar de qué va la película, ya estoy obsoleta. Y entonces, llegados a este punto, imaginen la situación. Niño 1 en el sofá con mi móvil bloqueándome la contraseña del facebook mientras ve vídeos de Inazuma Eleven a volumen 9 sobre 10 en youtube. Niño 2 en el sofá tomándose la lechita para dormir en un bibe que le doy con la cara interna del codo mientras se da patadas con su hermano. Niña 3 en el sofá posicionada entre el respaldo y mi espalda amarrada a mi cuello como un collar, mientras se da patadas con sus hermanos. Niño 4 en mi regazo mamando, recibiendo varias patadas. Pero no se lo imaginen como una imagen estática, sino como un gif, con animación. De camino, en mi empanada mental, y como tenía poco, decido agarrar el ipad y comprar por internet una oferta de sartenes. Tengo varias aplicaciones bajadas, contraseñas guardadas y programas autoejecutables. Porque me creo que me lo sé y que soy una artista. Tengo mi paypal asociado a esto y a aquello para ir más rápido. Porque yo lo valgo. Atajo aquí, atajo alllá, me dispongo a comprarme un pack de 3 sartenes, le doy a que sí, a que paypal sí, no me den patadas, cuidado con el bebé, estás llenando el sofá de leche de bibe, como me vuelvas a dar a mí te la ganas, sí, paypal, unidades 34, sí, pagar!!!... Mierda...34 unidades de 3 sartenes. Acabo de comprar 34 unidades. Les mato, les voy a dar un cogotazo por cada sartén que me han hecho comprar. Va a cobrar hasta el bebé y hasta el mari por engendrarlos. Me cago en todo lo que se menea. Entre estas maldiciones estaba yo, chocada obviamente pensando qué cohones hacer con 102 sartenes, cuándo recibo un siempre odioso mensaje que en esta ocasión fue como un coro de ángeles: Out of stock. Menos mal. La virgen, qué susto. Todos castigados hasta el 2018 por lo menos.

lunes, 14 de mayo de 2012

Sitios a los que voy. Chopin con niños

El chopin con niños es algo totalmente horroroso. Yo si puedo no voy ni a por pan debajo de mi casa con ellos. Antes de llegar a la panaderia y en el supuesto caso de que no nos haya pillado ningún coche dentro del garaje (las más veces) o fuera del garaje (las menos veces), voy ya asfixiada, encalufadísima, afónica de chillar, les he castigado 2 veces a cada 1 y se me pasa por la cabeza darles con la barra de pan en el coco a todos (a veces se me pasa por la cabeza, otras veces les doy con la barra...sí). Una vez he comprado la maldita barra de pan, tengo que volver a mi casa, y comienza de nuevo el cuento. Así que a mí me sale carísima una barra de pan: 40 minutos y una úlcera. Es por ello que yo intento nunca nunca nunca never ever ir con mis hijos de chopin. Alguna vez a Toysurus para que vayan diciendo "melopidomelopidomelopidomelopidomelopido" y yo detrás "nidebroma-sueltaeso-bajadeahí-tevasaromperlosdientes-esono-trae-dóndeestátuhermana". Es más difícil salir de ahí que encontrar la salida en Ikea. Además, las tiendas de cosas de niños están hechas para los adultos, no para los niños, y por eso se escapan, rompen todo y la señorita de la tienda te dice que tus hijos no pueden tocar esto o aquello....excepto en una que yo me sé. Llegar está complicado porque tienes que salir con los terroristas a la calle, pero una vez allí estás dentro de una tienda de niños para niños. A nadie se le había ocurrido. A ella sí. A Mamayyo. Tiene un sendero de bosque dónde duermen los bebés. Setas del tamaño de los duendes. Ropa para cazar dragones. Zapatos que no resbalan. Juguetes de piratas. Vestidos de mariposas. Sillas de coche para bodas reales. Y rincones. A los niños les gustan los rincones. Un rincón de jugar, un rincón de correr, un rincón de probar...Te hacen las trabas y los moños en el rincón de hacer. Y los niños corren y juegan y no hay que gritar ni castigar. Por la vereda de las princesas al lado de la calle de la luz llegas al rincón de las tijeras, dónde, si es viernes, a los peques les cortan el pelo mientras juegan...y mientras corren. Si quieres. Y puedes entretenerte a mirar y a pensar en lo guapa que estaría mi pequeña Bruce Lee con esa falda de colores que no he visto en otras tiendas. Y a preguntar si le iría bien con una chaquetita de color coral anaranjado, que yo no sé qué color es. Pero en Mamayyo si lo saben. Y lo tienen. O puedes hablar de mamás. O de cine. O de bocadillos. Porque igual entras un día y tienen un casting para niños o te invitan a un bocadillo de tortilla en La Garriga porque es Navidad. Un lujo de tienda. ¿Y saben qué? que además me encanta que sean unas mamás emprendedoras y que se acuerden de las familias numerosas regalándonos un buen descuento sobre las compras. Lo tiene todo.

viernes, 4 de mayo de 2012

La suegra de mi marido

La suegra de mi marido es un ángel. Nos lleva a los niños al colegio, los recoge, les da de comer, los vuelve a llevar, a la vuelta recoge a mi hija y la lleva a su casa a esperar a que como una guagua pasemos por el cole a por los niños y luego a por ella. Trabaja más horas que yo. Siempre tiene buena cara cuando desbaratamos sus planes para que nos ayude, nos dé de comer, lleve a alguno al médico o se quede de enfermera con otro. Cuando la invito a mi casa siempre acaba haciendo la comida, fregando o durmiendo en 30 cm porque algún nieto se le ha metido en la cama. Este presente sin tiempo empeorará con el nuevo bebé. Pero siempre tiene buena cara y siempre dice que sí. En un pasado entre muy lejano y lejano se quitó la comida de la boca para que yo estudiara y luchó todos los días de todos los años para que yo pudiera ser quien soy y como soy. Hizo de padre y de madre y nunca la vi retroceder. Siempre va para adelante. Buscaba ventanas cuando no encontraba puertas que abrir. En un futuro próximo la veo contenta y feliz, rodeada del cariño que va sembrando y cumpliendo los sueños que no pudo cumplir para que yo cumpliera los míos. La suegra de mi marido es la mejor. Y espero que en ese futuro cercano mis hijos tengan una madre al menos la mitad de buena que la que tengo yo. Te quiero mamá, feliz día.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Gente que no

Hay gente que no. Que no, que no y que no. Y todos tenemos un subgrupúsculo en nuestra extraordinaria vida que es gente que por mucho que uno lo intente, es que no. Pero es ese tipo de gente que por circunstancias del destino, te la tienes que tragar. Te la tienes que comer con papas. Porque si no fuera así, que le den, tú a tu vida, yo a la mía, y punto pelota. Pero no. Pegadita la llevas como una colita. Es esa gente que nunca te da las gracias porque debías hacerlo. Que te critica sin pudor por la espalda. Que nunca reconoce tus logros y jamás felicita tus éxitos. Que te mira con "jocico" de me-güele-mal. Son esas personas que al principio te duele y luego aprendes a que te dé igual. Son esas que cuando tú dices: "¿Saben? Escalé un 8000 haciendo el pino con las orejas mientras pensaba en un combustible inagotable no contaminante a la par que rentable por el que me darán el Nobel. Y luego hice un cocido buenísimo". Y te miran con cara de "¿Y eso te parece importante? Yo abrí una lata de atún de abrefácil" Coño, entiendo que el abrefácil ni se abre ni es fácil y que abrirlo entraña una dificultad, pero mi éxito, objetivamente, es más grande que el tuyo. Joder, es que bien mirado, soy la hostia, ¿no me merezco ni un ¡qué bien!?. ¿Sabes lo que te digo? EN-VI-DIA. Lo que tienen es envidia. Así que, compañeros de lectura haced esta pequeña venganza: 1) Cuéntale los éxitos a quién los sepa valorar 2) Alaba excesivamente el cutre éxito de esta gente que no: "Bueno, bueno, bueno, ¡Es que no me puedo creer que abrieras la lata de atún!¡Grande!¡Monstruo! Enséñame por favor, ojalá a mi se me diera eso tan bien como a ti". No sacas nada pero te descojonas tú solo viendo esa cara-que-no y que nunca llegará a ser que-sí, y de que por un momento, ellos también se han dado cuenta. Dedicado a toda la gente que sí.