martes, 20 de marzo de 2012

Outfit

No tengo nada que ponerme. Da igual a qué hora me despierte, cuándo prepare la ropa, el tiempo que haga o dónde tenga que ir. Siempre me tengo que decir lo mismo. Siempre me falta un no se qué que me iría de lujo y no lo tengo. Luego recapacito y saco de mi armario mental el catálogo de ropa y complementos, me hago el collage, lo repaso, y me lo pongo. Y no le suelo dar más vueltas. Cuando no hay tiempo y se tiene que invertir muy bien en lo que te compras e ir dándole vidilla a la ropa temporada tras temporada, aprendes a sacarle partido a la combinación de colores, estilos, el vintage, quedarte con lo mona que iba tu compañera y la rubia que te encontraste en la cola del pan. Y luego lo adaptas. Lo malo viene cuando estás tan embarazada que te sirve una cosa, o dos siendo optimista, que estás harta de ver siempre la misma ropa, porque entonces todas las aptitudes aprendidas para suplir que no tienes el armario que te gustaría, se diluyen y te dejan indefensa. Pues a pesar de todo, con ese mismo vestido de todos los días, las mismas botas, y un poquito de maquillaje, sale una estupenda. Todo es ponerse y no desmoralizarte. Para muestra, mi botón. El vestido es de las  re-últimas requeterebajas de Zara, de un perchero en los que había mogollón, de ese perchero al que le haces asco porque solo queda lo que nadie quiere. Vuelve a mirar e imagínatelo con tus cosas. Mi bolso negro en el que caben todas mis cosas, pañales, 3 chupas, las toallitas y un coche de juguete, de PG de las navidades del 2009-2010. Las botas blancas de cuero (blanco-roto), camperas de las rebajas de invierno de 2010-2011 de la tienda de outlet de Sacco, donde mi amiga Patri me aconseja. Son comodísimas y estupendas y le ponen un puntito chic a todos los looks. Mis gafas de Chanel, regalo de reyes 2011 de mi mari. No me las quito y las cuido como oro en paño. Y mi collar plateado de hojas y eslabones, de 2 vueltas, multiusos de la tienda Gizeh del verano de 2008.

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