miércoles, 22 de mayo de 2013

Control

Hay gente que hace deporte. Hay otros que le dan al alcohol. O se van de spa. O se gastan un porrón de euritos en trapitos y cacharros. También los hay que se fracturan el 5o meta (4o incluso) metiéndole hostias a farolas o árboles. O humanos. O que se ponen a llorar desconsoladamente. O que se empastillan. Trankimanises. Trankilines. Orfidales. O hachis fumado. Todo vale. O que se hiiiiinchan a dulces o a hamburguesas. O gritan en las ventanas. O se ponen a limpiar limpiar y limpiar, fregotear hasta que todo brilla. Yo, que no tengo ni la capacidad ni el tiempo ni las perras, cuando tengo que gestionar mi ansiedad, mi mala leche, mi necesidad de estrangular a alguien y evitar que me salga una úlcera, que me envenene con mis pensamientos o que me de un infarto, consulto webs de relatos de asesinos en serie. Y le pongo la cara del mal bicho del que quiero su aniquilación total. Y me sonrío para mis adentros. Y para mis afueras jejeje. Y a veces, muchas, se me pasa, y vuelvo a reirme de todo. De estos trucos sencillos para liberar el estrés debe haber a patadas, pero el mío es suuuuper barato. Te lo presto. Ah! También escribo posts:)

lunes, 20 de mayo de 2013

A callar

Pues la verdad que estoy liada... Liada de cohones. Me han sobrevenido las 7 maldiciones gitanas que conocía y me está costado salir del agujero. Pero he tenido dentro de este agujero infernal días menorables que me han hecho escalar alguna piedrilla para arriba y echarle un poco de humor a esta movida. Hay varias maldiciones gitanas. A la altura de "que se te caigan las manos y te pique el ombligo" está el "que te mudes". DiosSantoDelAmorHermoso. Fue en abril. Me mudé a la calle de detrás y parece que hubiese tardado menos en organizarme si me hubiera ido a 2000 km. En fin, que no doy detalles para no dar pena, pero ese fue el principio de mis maldiciones que se fueron concatenando. Pero luego también pasaron cosas divertidas. Un éxitoso (con el sexo opuesto) traumatólogo me dijo una mañana saliente de guardia (yo): "Ay mi niña querida, con lo que tú eras...". Destruida me dejó. Menos mal que mi peluquero me agarro de la coleta y resolvió que hasta ahí podíamos llegar y me dio una patada en el culo y unas mechas para que cogiera impulso. Luego vi como la gente se entristecía cuando yo no era yo. Había gente que esperaba mi prisma para darle un twist a su día y verlo brillar. Así que intenté hacerlo. Y me salía. Ponía un prisma alegre y me lo acababa creyendo. El día se pintaba de rosa sin pretenderlo. Luego encontré personas que se alegraban de verme por segunda vez, que esperaban contentas esa nuevo encuentro. Y dije "¿por qué no?". Y fue un estímulo para pisotear el mal karma. Y y el día de la madre, número 4 dijo "mamá" y empezó a correr que se las pelaba. Y en el jardínpatio todos rien y llenan gotas de felicidad mi vida. Y luego un día salí a comer. Y llegué a las 2...de la mañana. Y no me despertó nadie por la noche, ni por la mañana y me levanté con resaca y con dolor de mandíbula de reirme. Y conocí algunas personas a las que admiraba. Y la admiración era mútua. Y otras cosas. Y otros momentos. Y la cuestaarriba se hizo más llana y soportable. Y volví a mirarme desde arriba para ver quién soy y adónde he llegado, y quién está a mi alrededor, a mirar mi red y mi soporte. Y me llegó una actualización del facebook de una página de psicología que decía "no te engañes mujer, las superwoman no existen y sólo conseguirás fracasos con esa mentalidad" ¿¿CÓOOOOMO?? ¿Cómo que no existen las superwoman? ¿Te crees que las cosas se superan bebiendo colacao y pensando que eres un mierda? Chaval, A CALLAR y míralas, las tienes a pares a tu alrededor. Y si no, mira mi alrededor, porque yo tengo decenas de superwoman en él.

miércoles, 13 de febrero de 2013

La despensa secreta

¿Ustedes dónde guardan la comida de casa? Despensa y nevera ¿no?. Las familias con niños tenemos un tercer espacio de almacenamiento que no todo el mundo conoce. Es un silo dónde puedes encontrar alimentos de cualquier variedad, estado y condición y por la cantidad es probable que se pudiera autoabastecer toda la familia durante el apocalipsis zombie. Es el coche. Si ocurriera un desastre nuclear una opción óptima es encerrarse en el coche. Bajo el asiento de número 3 hay por lo menos 2000 gusanitos laminados que se pueden raspar con las uñas y untarlos sobre los coditos de pan que reposan entre la silla de numero 4 y el respaldo del asiento. Si es muy salado puedes beberte los culitos de todas las botellas de agua de medio litro que se hacen hueco entre tus pies. Es probable que encuentres adherido a la etiqueta alguna rodajita de fuet empegostada de mantequilla olvidada de algún sandwich y en los días de calor churrepetear las manchas de batido de chocolate de las manecillas de las puertas. Si a pesar de todo aún te encuentras con hambre solo con rozar la tapicería puedes coleccionar varios ositos haribo llenos de saliva y pelusillas que seguro están como recién salidos de fábrica. Bajo los alzadores de número 1 y número 2 también hay trozos de galleta maría y con suerte hasta de príncipe con su chocolatito y si estamos a principio de mes, hasta de cremita de las oreo. Papas fritas, rodajas de chorizo, millo, cotufas, una anilla de la lata de la cocacola, gajos de mandarina, el rabito de una pera, el corazón de una manzana, servilletas y una pasa. ¿ Les parece mucho? Pues no. Es poco. Saco todo lo que no pertenece al coche los viernes. Y además salen toneladas de juguetes, 7 chaquetas, un zapato, un pañal, 2 chupitas, una llave, algo que se me había perdido, la nintendo, un anillo, una autorización para una excursión de número 2, trabas del pelo y si me decidiera a levantar las alfombrillas, probablemente una familia de inmigrantes bajitos. Aaaaah me vas a decir que tu coche está más limpio. Pues eso es que no tienes niños.

viernes, 25 de enero de 2013

Efluvio telógeno

La gente piensa que lo peor de tener un chiquillo es el embarazo, con sus náuseas y vómitos, el botijo de cuerpo o las patas como columnas de elefante. O el parto, esa inhumana capacidad que tenemos las mujeres de sacar un lechón de 3 kilos por la cerradura del portal de tu casa como si fuera normal. O el postparto, esa época en la que te quieres morir del dolor, del cansancio, de las hormonas, del miedo, del desbarate...y nadie te hace ni puñetero caso porque el lechón es infinitamente más adorable e interesante que tú. O los terribles meses sin dormir justo después. O los caòticos 2 años del churumbel, inconformista y rebelde. O quizás.... ¡Naaaada! ¡Naaaaaada de eso! Les sacaré de dudas. Lo peor de tener un chiquillo es EL PELO CHICO. Maravillas de la naturaleza, tu cuerpo, al sufrir un estrés ilimitado al sacar el lechón por la cerradura, responde a los 4 meses dejándote medio calva. ¿Hay problema ahí? NINGUNO. El problema viene luego. Cuando sale. Es la cosa más horrorosa, inaguantable, insufrible, procolérica y destructora de autoestima que existe: EL PELO CHICO. Se te llena la cabeza de una corona de pelo púbico, amorfo, tieso e indisciplinado de aproximadamente 2 cm de diámetro que hace que el resto de tu pelo normal se levante estofado 2 cm de tu cabeza. No hay secador, plancha, rezados y milagros, espumas ni gominas que puedan domar esta situación. El puñetero PELO CHICO de los cohones. Es la cosa más antierótica tras un bigote que me ha salido. El PELO CHICO. Y lo que te rondaré morena.

miércoles, 2 de enero de 2013

Mamá caca

"Mamáááaaaaaaa ya hice caca". ¿Pero qué necesidad tengo yo de esto?. "Mira mamáááaaaa, un moco" "Mamáááaaaaa me he meado enciiiiiiiima". Me han vomitado en la cara, en el pelo, en toda la ropa, en los zapatos. En mi casa, en la calle y conduciendo. He fregoteado vómitos a cualquier hora de la noche en cualquier sitio de la casa. He perseguido cacas y buscado como si fuera el tesoro del pirata. Huele por aquí, huele por allá. Armada con las santas toallitas para después atacar con la fregona y el cubo. He rebuscado lombrices en caca de pañales y limpiado mocos de casi todas las superficies, incluido mi pelo. Me han meado encima y en los pies, y en las camas, las suyas y la mía, el sofá y las alfombras, las sillas de la cocina y los sitios más inoportunos, cómo no, en el coche, en el mío y en el de otros. También en mi pelo. ¿Pero qué necesidad tengo yo de esto?. Además de poner cara de normalidad, o cómo si me gustara. "No pasa nada chicos, mamá friega-limpia-recoge-lava". Sonrisota de me siento realizada. Quitar ropa vomitada-cagada-meada, duchar rápidamente, cambiar la ropa del individuo, vestir de nuevo la cama, decir que no pasa nada, dormir, fregar el suelo. Todo en semipelotas porque llegaste justo en el momento oportuno para que te cayera encima. Y son las 2 de la mañana. Currar al día siguiente como si fueras una persona normal, fina y delicada, que como todas las chicas, ni suda ni hace popó y siempre tiene las manos limpias. Aquí estoy. Con la fregona. Ya voy. Numeraros los que esteis sucios.