miércoles, 4 de abril de 2012

Marines

Ayer vi (parciamente) una peli en la que los marines americanos salvaban el mundo de la invasión alienígena. Menos mal que tenemos a los marines y ya puedo dormir por la noche, porque de todos es sabido por las pelis, que no importa lo cruenta que sea la batalla con los marcianos. Los americanos nos salvarán. Y si son marines ni te cuento. Nos salvan en la hora y media que dura la peli. Mete tú un marine de estos en mi casa con mis terroristas y no dura el amigo ni 10 minutos sin A) Rendirse B) Huir C) Morir c1) asesinado c2) suicidado. Situación. Dando de mamar en mi cama, bebé fuertemente aferrado como un koala por la sospecha de si esta vez será la última, con los ojos cerrados y el ceño fruncido aguantando estoicamente el miedo a una posible patada voladora o a un sorpresivo cabezazo kung fu. Bruce Lee, Chuck Norris y Steven Seagal saltando en mi cama a ver quién se mete la hostia más grande. Yo con la mano derecha sujeto al bebé y con la izquierda amenazo a los criminales, acompaño los improperios con los que les insto a irse de mi habitación y hago de escudo para que reciba los menos golpes posibles. Por supuesto con voz calmada para que no se asuste el bebé acompañada de la mirada asesina con la que te obsequian al darte el título de familia numerosa. Esa es la situación basal. Hoy además le añadimos que la niña se ha hecho pis, el mediano se estaba comiendo un cacho de chocolate ya derretido en su manita y el mayor tenía una bolsa de papas. Sobre mi cama. Ningún marine ha imaginado nunca un campo de batalla de tal magnitud. Échale a mis niños un escuadrón de marines de estos y vamos a ver lo que pasa. Mejor. Échale a los marcianos mis 3 individuos y contemos los nanosegundos que tardan en pirarse a su planeta.

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