domingo, 15 de abril de 2012

Rescate

Las supermamás también lloramos a veces. Y metemos unos gritos del copón. Y luego también a veces nos arrepentimos de meter gritos. Y luego a veces lloramos otra vez, volvemos a gritar, volvemos a arrepentirnos... Ayer fue un día de esos. Mantener el zoológico a raya, el corral limpio y el pienso a la hora, es complicado los días que no hay cole y no hay chica. Hacerlo con el koala agarrado se me torna imposible la mayoría de las veces. Cuando "sobre de ello", papá oso tiene que llevar al partido de fútbol al niño murciélago a primera hora y la srta Bruce Lee se conjura con una serie de desafortunadas coincidencias que finalizan en romper un plato con la cabeza y clavarse un pico haciéndose un piquetillo que sangra como si le hubiese mordido un güolkinded la yugular, el koala sigue enganchado cual sanguijuela y el bicho que queda llora porque su hermana llora y yo estoy chillando llena de sangre, la cosa se complicada infinitamente. Mi consuelo es que hace años mi amiga de los ojitos claros y madrina de la pequeña alqaedita tomó 2 decisiones, una, casarse con un Sr. que sabe bastante de golpes en el totoroto que pasa la planta de mi casa gratis y dos, mudarse a mi vera. Gracias a Dios. Y a él. Y a ella.

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